sábado, 9 de agosto de 2014

{ fanfic. } YulTae / TaeRi [Girls' Generation] - Blood Rose: Capítulo 1.

Anneyong un día más mis queridísimos lectores <3

Hoy vamos con el primer capítulo de mi primer fanfic con Taeyeon y Yuri como protagonistas; Blood Rose.
Si te perdiste el prólogo de este nuevo fic, puedes volver a leerlo aquí.


Capítulo 1.
Protege a su alteza.
Me mantuve en silencio, mirando hacia el frente en todo momento, esperando a que aquella hermosa mujer acabase por acercarse a mí. No la había visto nunca antes pero, por alguna extraña razón, sentía como si conociera a aquella pequeña castaña desde hacía mucho.

-¿Eres tú Kwon Yuri?- me sorprendió su tono de voz, desbordaba seriedad y confianza cuando a simple vista no aparentaba ser así.

Asentí mientras mantenía la mirada fija en ella, intentando averiguar lo que pensaba y si en verdad tenía una personalidad como la que estaba mostrando. Por parte de la bajita, me miró de arriba a bajo varias veces, lo que hizo que me pusiese algo nerviosa, ¿a qué viene esto? Me siento realmente desnudada…

-Mi nombre es Taeyeon, Kim Taeyeon- cuando me tendió la mano me la quedé mirando, sin saber qué hacer o qué decir, al parecer era bastante más agradable y cortés de lo que empezaba a imaginarme.

-Pues...Mucho gusto, Kim Taeyeon- acabé por estrecharle la mano, acto que provocó la aparición de una amplia sonrisa en el rostro de la castaña y un leve sonrojo en mis mejillas, realmente tiene una pinta adorable.

Me distraje bastante contemplando su sonrisa cuando de repente, sin llegar a esperarlo en ningún momento, uno de los muchos guardaespaldas que llevaba consigo se me acercó y me miró fijamente, lo que me hizo suponer que era el líder de todos ellos.

-Tienes algo que no me gusta en absoluto…- su tono no me gustaba para nada, lo que demostré con una mueca de enfado y una mirada desafiante hacia él.

-Por mi parte diré que tú no me gustas ni una pizca- al final pareció que entramos en una batalla de miradas asesinas, al fin y al cabo ambos éramos Ahrif y nuestro orgullo nos prohibía ser derrotados por otro.

Después de estar varios segundos de aquella manera comencé a escuchar una suave risa que me hechizó completamente, esto sí que destroza mi orgullo…

-Vamos, vamos, dejad ya de pelear, no queremos que alguno acabe muerto, ¿verdad que no?- si tono sarcástico pudo notarse desde la primera sílaba de la primera palabra que salió de sus labios, ¿en serio le parece tan divertido? Para mí es una disputa muy seria.

Tras escuchar su comentario ambos nos separamos, dejando un espacio considerable entre nosotros, aunque realmente nada acabó ya que continuamos mirándonos de manera amenazante todo el rato.

-Disculpa a Siwon, a veces es demasiado sobreprotector conmigo aunque siempre le diga que puedo defenderme sola- por supuesto que podría defenderse sola, los miembros de la nobleza vampírica, también conocidos como los “Yariah”, son capaces de controlar uno de los cuatro elementos conocidos por el hombre: fuego, agua, tierra y viento, y algunos llegan a desarrollar tanto su poder que pueden conseguir manejar las tormentas, el hielo o hasta la misma lava.

Sabiendo lo que pueden hacer los Yariah, ¿para qué servimos los Ahrif? Para aportar fuerza física ya que los nobles  nunca serían capaces de enfrentar a sus enemigos cuerpo a cuerpo lo que podría provocar complicaciones en la batalla.

-Bueno, Yuri- nunca me había gustado que la gente tomase tantas confianzas conmigo nada más conocernos pero viendo que íbamos a tener que pasar mucho tiempo juntas tampoco me importó demasiado. -¿Qué te parece si damos un paseo tú y yo para conocernos un poco mejor?- asentí enseguida y comencé a caminar al mismo tiempo que ella, colocándome a su lado izquierdo.

Al principio su gran cuadrilla de guardaespaldas nos siguió pero, tras avanzar unos pocos metros, la bajita se dio ligeramente la vuelta y con una sola mirada les dio a entender que quería que estuviésemos un rato a solas, así no habría tanta presión ni tensión entre nosotras.

Terminamos por alejarnos bastante de la entrada de la institución, supuse que más tarde volveríamos por lo que no me preocupé y simplemente dejé que me guiase hasta donde quisiese.

-¿Por qué no me cuentas algo sobre ti Yuri~ah? Lo primero que se te pase por la cabeza- me sonrió y no pude evitar quedarme en las nubes, ¿por qué diablos tenía que torturarme con aquella hermosa sonrisa? Sacudí la cabeza y me quedé pensando antes de decir nada.

-Pues...Supongo que me gusta bailar, y también...El batido de chocolate- se rió ante mi último comentario pero la verdad es que yo no llegaba a verle la gracia, ¿y qué si era un gusto de niña pequeña? Inflé las mejillas sin darme cuenta, comportándome como una niña malcriada que estaba teniendo un berrinche por no poder tener la Barbie que quería.

-Escucharte hablar sobre comida humana hace que quiera probar algo de eso, suena rico así que supongo que también lo estará- entonces recordé que su estirpe concretamente no podía alimentarse nada más que de sangre, completamente al contrario que los Ahrif, que podíamos comer cualquier cosas sin problemas.

Me puse un poco nerviosa, quería cambiar de tema cuanto antes pero no era capaz de encontrar las palabras adecuadas para hacerlo, ¿por qué no soy capaz de entablar una conversación normal y fluida con nadie?

-¿Qué te gusta a ti, Tae?- al final la frase más lógica terminó saliendo de mis labios por si sola, gracias subconsciente, te debo una. La miré fijamente mientras esperaba su respuesta, observando con mayor detenimiento todos los finos rasgos de pálido pero bello rostro.

-Me gusta que me llames Tae- sonrió de una manera infantil pero eso no fue suficiente como para evitar que me sonrojase nuevamente. -A parte de eso, me gusta bastante leer y jugar con mi bebé- cuando dijo “bebé” no llegué a comprenderlo muy bien, más bien me sobresaltó de una manera que ni yo misma conocía de antes.

Al verme así de alterada volvió a reír pero, mientras tanto, rebuscaba en su bolso con tranquilidad. ¿Qué querrá hacer? Mi sobresalto pasó a curiosidad en tan solo unos breves instantes.

-Mi bebé, Ginger- abrió su cartera y me mostró una foto suya junto a un pequeño perrito negro. Suspiré aliviada al ver que tan solo se refería a su mascota, por un momento mi cabeza se fue a otra parte…

-Ah, es un perrito lindo- le sonreí enérgicamente a lo que ella contestó con otra de sus risas características. Volví a detenerme para observar sus facciones, ¿de qué me suena tanto? Cada segundo que pasaba estaba más y más segura de que no era tan solo una conexión mental, sino que la había visto en persona antes, o al menos a alguien que se le parecía.

-Bueno, creo que ya va siendo hora de que te acompañe a tu habitación, ¿no crees?- asentí enseguida, dejando a un lado mi drama interno, el cual ya retomaría más tarde, cuando la noche hubiese caído del todo.

Volvimos a retomar el paso, esta vez mucho más relajadas pero sin tan siquiera dirigirnos unas palabras o, por lo menos, alguna mirada de vez en cuando. Suspiré varias veces, en un tono bajo para así evitar que pudiese escucharme y llegar a preocuparse innecesariamente.

Pasados unos minutos, realmente largos por cierto, llegamos hasta la parte este de la academia, donde nos tocaba establecernos a todos los Ahrif, justo en frente de nuestros protegidos que se mantendrían en la parte oeste aunque no estuviese demasiado lejos.

-Creo que es por aquí…- me resultó algo extraño que ella fuera la que supiese donde se encontraba mi dormitorio aunque mientras llegase a ver mi cama poco me importaba el cómo encontrarla.

Recorrimos unos cuantos pasillos hasta que al fin se paró frente a una puerta de color beige con una pequeña placa sobre la mirilla de la misma en la que aparecía el número “735”, intentaré recordar tanto el camino como el número.

-Bien, al fin llegamos- sonrió de una manera totalmente despreocupada aunque en el fondo algo me decía que en ningún momento estuvo segura de nuestro trayecto por aquel lugar. Suspiré una vez más y terminé por abrir la puerta sin más, encontrándome con una amplia habitación con un gran ventanal por el que pasaba la luz perfectamente.

Era casi de noche por lo que la claridad que pasaba por los cristales y las cortinas no me importó, ¿por qué me preocupo por la luz solar? Si a mi raza no nos afecta…Por momentos olvidaba las diferencias entre los vampiros de las novelas y películas humanas y lo que ocurría en realidad con cada estirpe.

-Mi cuarto está en el edificio de enfrente, el 132 concretamente, por si alguna vez quieres venir a visitarme o te necesito en algún momento- la miré y asentí sin más para darme cuenta más tarde de que aquello había sonado a una conversación de entre una noble y su doncella.

-Si alguna vez te encuentras en un apuro no dudes en contar conmigo, Taeyeon- cuando quise darme cuenta me estaba abrazando con fuerza, ¿a qué venía eso? A mi cabeza poco le importaba aquello, tan solo se le ocurrió mandarme a devolverle aquel abrazo.

-Te lo agradezco mucho Yuri~ah, de veras que sí- nos miramos y ambas terminamos sonriéndonos la una a la otra, algo me decía que acababa de encontrar a la mejor amiga que podría haber deseado. -En fin, pronto será el toque de queda así que debería volver a mi habitación- hasta ese preciso instante no tenía ni idea de que existiese un toque de queda aunque después de pensarlo durante unos minutos me pareció algo lógico, ¿quién iba a querer a una multitud de vampiros, la mayoría sedientos de sangre, campando por el campus a sus anchas a altas horas de la madrugada?

-Nos veremos mañana entonces- le sonreí y ella asintió con energía, ¿es que no se va a cansar nunca?

-Pasaré a buscarte a las 08:30, así que intenta estar lista para entonces- esta vez fui yo la que acabó asintiendo, agradeciéndole que me acompañase los primeros días con tan solo una mirada.

Unos segundos después nos despedimos, esta vez sin ningún abrazo ni nada parecido, y terminé encontrándome allí, completamente sola.
Al mirar el reloj me entraron dudas sobre qué hacer, puesto que en aquel momento no es que tuviese demasiado sueño.

Acabé por deshacer la maleta, con la mayor tranquilidad del mundo, no tenía ninguna prisa así que decidí tomármelo con calma.

Tras haber ordenado un poco todas mis pertenencias un extraño ruido comenzó a resonar por todo el cuarto, ¿la puerta a estas horas? Me extrañó bastante pero aun así decidí acercarme y abrir, olvidando por completo la mirilla que la puerta tenía incorporada.

-¿Tienes un minuto?- no esperaba para nada encontrar a aquel tipo por allí, ¿qué es lo que quería? Todavía no estaba segura pero igualmente algo me impulsó a dejarlo entrar, supongo que no tendrá “malas intenciones”...

-¿Qué es lo que quieres? Creí que no te fiabas de mí y que preferirías tenerme lo más lejos posible- nos miramos fijamente el uno a otro, sin articular ni una sola palabra durante varios minutos, ¿quería ponerme nerviosa o retarme de alguna manera?

-Si es cierto que hay algo en ti que no me gusta nada, pero he de admitir que tienes bastante carácter- me extrañó que se pusiese a alabarme, ¿es que no era como su rival o algo así? No era capaz de comprender hasta donde quería llegar.

Terminé sentándome en la cama, pero sin apartar la vista de él en ningún momento.

-Bien Siwon, después de esta pequeña y extraña charla, ¿vas a decirme de una vez por todas por qué estás aquí a estas horas?- una pequeña e irritante risa salió de sus labios, ¿por qué diablos se reía ahora? Comenzaba a ponerme de los nervios.

-Está bien, está bien, no hace falta que te enfades conmigo…- una mueca de odio apareció en mi rostro pero él tan solo se limitaba a sonreír de una manera que no me gustaba para nada. -Como Ahrif personal de la señorita Kim, deberás entrenar muy duro y mantenerte cerca de ella el mayor tiempo posible, sin bajar la guardia nunca-

Por un momento recordé a mi padre, siempre me decía que un bien Ahrif tenía que dar la vida por su protegido y mantenerse siempre cerca para repeler a cualquier enemigo en cualquier ocasión posible.

-Todo esto ya me lo sé perfectamente, ¿por qué no vas al grano directamente y dejas que me vaya a dormir de una vez?- volvió a reírse aunque esta vez terminé contestando con un leve suspiro de rendición, no puedo con este hombre…

-Con esto quiero decir que te entrenaré yo personalmente una vez hayan acabado todas las clases y que abras bien lo ojos y agudices el resto de los sentidos para contrarrestar a cualquier posible amenaza en cualquier momento- asentí con tranquilidad, esta vez más seria, poco me importaba lo mal que me cayera aquel tipo, al fin y al cabo sabía que tenía razón y que debería hacerle caso y prestar atención a sus lecciones y consejos.

Volvió a sonreír por última vez aquel día, pero esta vez de una manera un tanto diferente, más sincera y reconfortante, lo que volvió a provocar cierta rojez en mis mejillas, estos dos de seguro quieren trastornarme…

-Bien, confío en ti para que protejas a Taeyeon, te dejo al cargo de la princesa-

-Espera un momento…¡¿De la princesa dices?!-

No hay comentarios:

Publicar un comentario