miércoles, 1 de octubre de 2014

{ fanfic. } YulTae / TaeRi [Girls' Generation] - Blood Rose: Capítulo 2.

Annyeong~ ♥

A pesar de estar bastante descolocada por la reciente salida de SNSD por parte de Jessica, entre comillas, me he puesto las pilas y finalmente he conseguido terminar el segundo capítulo de "Blood Rose".

Espero que os guste y comentéis <3
Seguramente tarde en traer el tercero pero espero que valga la pena.


Capítulo 2.
Protege la vida escolar.
Después de la breve conversación que tuve con Siwon, el cual pasaría a ser mi “entrenador”, se me hizo prácticamente imposible dormir, ¿cómo iba a proteger yo a la princesa heredera?
Estuve comiéndome la cabeza durante varias horas pero al final el cansancio acabó conmigo y acabé profundamente dormida.

Aquella noche probablemente tuve el sueño más raro de toda mi vida, o al menos un sueño fue lo que me pareció al principio…

[Dream On]

Todo estaba totalmente a oscuras, no podía ver nada pero sí que era capaz de percibir el sonido de unos pasos a los lejos pero que se acercaban con gran rapidez.

Después de varios minutos de oscuridad al fin se hizo la luz, encontrándome con lo que parecía ser un laberinto construido con muros hechos de setos y alguna que otra flor, todas ellas de color rojo.

Intenté ubicarme mirando al cielo pero me fue imposible puesto que ni tan siquiera se veían las estrellas, ¿tal vez estaba dentro de un lugar cerrado?
Acto seguido intenté ver si estaba herida pero me fue imposible…¿Dónde había ido a parar mi cuerpo? Era totalmente surrealista.

Fue entonces cuando aquellos lejanos pasos comenzaron a sonar más y más cerca, hasta que cuando quise darme cuenta se encontraban tras de mí, ¿de quién se trataría?

Al mirar hacia atrás me encontré con un largo y liso cabello castaño y un voluminoso y elegante vestido de un rojo intenso, casi como si estuviese manchado de sangre.
No pude evitar asombrarme al ver su cara, ¿acaso eran imaginaciones mías?

-¿Tae...Yeon?- cada vez todo me resultaba más y más extraño, sobretodo cuando pareció no escucharme y continuó avanzando, nada más y nada menos por el camino que supuestamente debería estar taponando con mi cuerpo desaparecido.

Aunque me descolocó un poco que me hubiese atravesado sin más algo me impulsó a perseguirla, tenía que llegar hasta el fondo de todo aquello, descubrir qué era real y qué no lo era.

Corría y corría, sin pararse un solo segundo, pero sin dejar de mirar hacia detrás, ¿alguien la estaría persiguiendo?
Cuando quise darme cuenta nos encontrábamos en el centro de aquel extraño laberinto en el cual había una enorme fuente de la que parecía brotar…¿Sangre?

¿Qué diablos significa esto?

En cuanto me distraje unos míseros segundos pude escuchar un fuerte estruendo.
Me giré inmediatamente y encontré a Taeyeon tirada en el suelo, al parecer había tropezado con algo, la cuestión era, ¿con qué?

Miré a mi alrededor sin poder ver nada en el suelo, ¿será por culpa de sus zapatos?

Volví a escuchar un ruido, esta vez provenía de mi espalda, ¿sería su perseguidor?
Al ver su rostro asustado pude deducir que, en efecto, de eso se trataba. Iba a girar la cabeza para ver de quien se trataba pero una oscura silueta se me echó encima con rapidez.

¿Qué ocurre ahora?

Fue entonces cuando comencé a sentir un fuerte dolor en mi pecho, ¿cómo era posible si ni siquiera tenía cuerpo?

Vi como la sangre brotaba a mi lado pero sabía perfectamente que no era mía.
Como si de un acto reflejo se tratase, miré hacia donde se encontraba Taeyeon, a la que encontré en el suelo, con los ojos en blanco y el cuello cubierto de sangre, con la piel más pálida que de costumbre.

Un fuerte sentimiento de pena me invadió, ¿se estaba muriendo frente a mis ojos?
Tenía que hacer algo, debía de hacer algo, QUERÍA hacer algo, pero me fue imposible, cuando pude reaccionar ya estaba…

[Dream Off]

Y entonces me desperté de golpe, totalmente sobresaltada, con el corazón latiéndome con tal fuerza que estaba segura de que se me iba a salir del pecho.

-¿Pero qué coño…?- miré a mi alrededor, buscando a la Taeyeon medio muerta para intentar ayudarla, pero no, ya había vuelto a mi silencioso y oscuro dormitorio.

Me llevé las manos a la cabeza, estaba sudando, ¿qué narices había sido todo aquello?
Prácticamente salté de la cama y me acerqué hasta la ventana para descorrer las cortinas y poder ver la luz del sol, esperando que eso me calmase.

Respiré profundamente varias veces, queriendo sacarme aquel extraño y real sueño de la cabeza.
¿Por qué había soñado con ella? Era ridículo.

El sonido de unos suaves golpes en la puerta me sacó de mis pensamientos, ¿quién sería?
Me arreglé un poco el pelo con las manos y me acerqué hasta el picaporte para después girarlo y fijarme al fin en la silueta que se encontraba bajo el marco de la puerta.

-¡Buenos días Yuri~ah!- al ver a la castaña tan viva y sonriente una enorme sensación de alivio invadió mi cuerpo, de tal calibre que me lancé a abrazarla sin darme cuenta.

Pude notar su sorpresa ante aquel extraño comportamiento por mi parte pero no pude evitarlo, estaba tan contenta de que no la hubiese pasado nada…

-Menos mal que estás sana y salva…- escuché una risa proveniente de ella para después sentir como sus brazos pasaban por mi espalda y me acercaban un poco más a ella.

-Claro que estoy bien, aunque no sé si debería decir lo mismo de ti- suspiré aliviada, ya estaba totalmente calmada.

Nos separamos para mirarnos la una a la otra.
Veía como había algo de preocupación en sus ojos por lo que decidí que lo mejor sería contarle mi sueño, después de todo ahora solo podíamos confiar la una en la otra.



-¿Soñaste que...me mataban?- asentí con algo de incredulidad, ¿en serio podría creer algo así?

Se levantó de la cama casi de golpe a lo que yo me la quedé mirando, en silencio, sabía que era chocante para ella.

-Aunque te parezca increíble…Ese fue mi sueño también- me atraganté al escucharla, ¿cómo había dicho?

-Quiéres decir que…¿soñamos lo mismo?- asintió enseguida, bastante más tranquila de lo que me esperaba.

Nos mantuvimos en silencio durante un buen rato, no más de 5 minutos pero que a mí me parecieron más de un siglo.
Entonces, sin ninguna explicación, me cogió de las manos y se me quedó mirando, con un brillo en sus ojos que no era capaz de explicar.

-¿No sabes lo que eso significa? Nuestra unión es tan fuerte que estamos conectadas mentalmente- empezó a sonarme como una loca, ¿en serio le había visto el lado bueno a un sueño tan macabro como ese?

Suspiré y me puse a sonreír como una tonta sin darme cuenta, supongo que el verla tan feliz me hizo alegrarme a mí también.

-De todas formas, espero no volvamos a soñar con algo así, me sentí realmente angustiada…- le aparté el pelo de la cara y me puse a acariciarla sin más, como si fuese mi hermanita pequeña y sintiera que debía mimarla.

Noté como se ruborizaba levemente, lo que me hizo sonreír nuevamente, en verdad se veía linda de aquella forma.

-La-las clases comenzarán dentro de poco...Deberías prepararte para salir- asentí nada más ver la hora que marcaba el gran reloj de la pared, no sería nada bueno llegar tarde mi primer día.

-No tardaré nada, espérame fuera por favor- asintió, sin mirarme a los ojos, e hizo lo que le pedí en lo que me pareció un tiempo récord. Reí al verla de aquella forma, se veía bien.

Me vestí con rapidez para después mirarme al espejo con aquel uniforme, el cual odié desde el primer momento en el que sentí la tela de aquella falda sobre mi piel.
No es que no me gustasen las faldas, que no demasiado, si no que me pareció excesivamente corta y eso me molestaba enormemente.

Suspiré al sentirme impotente ante aquello, intentaría encontrar un uniforme masculino y hacerme con los pantalones pero hasta entonces debería aguantar vestida así.

Cogí todo lo necesario para las clases de aquel día y salí a reunirme con mi protegida, la cual miraba como pasaban delante de ella el resto de los Ahrif que con los que tenía que convivir en aquel extenso edificio.

-Ya estoy lista- se giró y sonrió automáticamente, nada más verme.

-Te ves realmente bien vistiendo así- puede que tuviese razón pero de todas maneras no llegaba a gustarme.

Comenzamos a caminar hacia el edificio que albergaba las aulas, seguidas por otros muchos estudiantes que no paraban de clavarnos la mirada de una forma malévola y un tanto lasciva, ¿a qué venía todo eso? ¿Será porque camino junto a la princesa heredera?

Continuamos nuestra marcha con tranquilidad, conversando sobre los temas más banales que se nos vinieron a la cabeza en ese momento, ignorando al resto del mundo, aunque intenté mantenerme alerta para evitar cualquier problema que pudiera ocasionarse.

Una vez llegamos al ala donde estaban situadas las muchas aulas del lugar, nos dirigimos hasta la tercera planta, encontrándonos con mucha más gente que, para no perder la costumbre, continuaron clavando sus miradas en nosotras.

-¿Es normal que no dejen de mirar hacia aquí, Tae?- me miró con una mueca de sorpresa, podría decir que suponía que ya sabría algo así o que no se había dado cuenta de aquella situación. Algo me hace pensar en que es lo segundo...

-Supongo que me miran por ser la princesa...Aunque, sinceramente, no me había fijado hasta ahora que lo has comentado- bingo, había acertado de pleno.

Simplemente reí, sobretodo cuando me miró con esa ingenuidad que parecía ser típica de ella. ¿Cómo es que se puede ser tan adorable?
Le revolví el flequillo con la mano y continué hacia delante, con una sorprendida y algo ofendida Taeyeon a mi lado.

No tardamos mucho en llegar hasta la clase, un aula tan enorme que casi parecía que nos encontrábamos en una universidad. Supongo que así se ven las instituciones privadas...

Fue junto a Taeyeon hasta una de las primeras filas, quedándome sentada a su lado mientras observaba el lugar con algo más de detenimiento, analizando mentalmente a cada una de las personas que iban entrando por aquella puerta.

Cuando quise darme cuenta, mi “compañera” se levantó de golpe y casi se teletransportó hasta la puerta, ¿a qué se debería aquella reacción? Con tan solo unos pocos segundos pude darme cuenta de que no era cuestión de “qué”, si no de “quién”.

-Buenos días Fanny~ah- al ver su amplia sonrisa y el brillo en sus ojos pude saber que tenía un sentimiento especial hacia esa chica. Puede que le pregunte más tarde.

-Buenos días Taeyeon- la peliroja con la que se había encontrado le devolvió la sonrisa casi de inmediato y pareció que mi protegida por poco terminaba desmayándose.

Reí al verla de aquella manera, no llegaba a entenderlo bien pero sí que sabía que se veía hermosa con esa carita y esa actitud tan adorable y levemente infantil.

La peliroja miró hacia mí y fijó la mirada durante unos segundos, una mirada que se me hizo cálida y agradable aunque también un tanto inquietante y atrayente en un sentido un tanto más...sucio, por así decirlo. Sí que es atrevida...

Una vez se despidieron Taeyeon volvió a sentarse a mi lado, mucho más animada de lo que la había encontrado hacía tan solo un rato.

-¿Una amiga?- la miré de reojo, intentando captar todas sus posibles reacciones a mi pregunta, esperando ver cierto tono de rubor en sus mejillas.

-Sí...Mi única amiga cuando era pequeña…- noté como se deprimía al hablar sobre ello, estaba claro que no le gustaba recordarlo. Yo tampoco tenía muchos amigos, sé de lo que se trata.

Le acaricié la cabeza con suavidad, mostrando una sonrisa que esperaba que le consolase y le devolviese su sonrisa, aquella sonrisa alegre y reconfortante tan característica suya.
Me miró, con un leve rubor en las mejillas, y me dio un golpecito en la nariz que jamás hubiese esperado.

-Demos lo mejor en la clase, ¿te parece?- asintió, nuevamente sonriendo, algo más animada y con un poco más de color. Ya no se ve tan pálida como de costumbre.



Las tres primeras horas de mi primer día pasaron con rapidez, dando clases banales que tendría cualquier humano como matemáticas, lengua y esas cosas, junto con el resto de las “clases sociales” en un mismo lugar, cosa que cambió inmediatamente después del receso.

Mientras que la clase alta, los Yariah, se quedaban dentro del edificio, los Ahrif salíamos hasta el patio trasero, aunque más bien parecía un campo de entrenamiento militar para vampiros. Será interesante.

Antes de nada me dirigí a los vestuarios para ponerme algo de ropa que me permitiese moverme con mayor facilidad y soltura en general.Mejor vestuario, mejores golpes.
Una vez estuve preparada me dirigí al lugar de entrenamiento y me quedé observando al resto de los míos desde lejos.

-Así que tú eres la famosa guardiana de la princesa…- me giré al escuchar una voz masculina tras de mí, encontrándome con una figura del mismo género mirándome fijamente.

-Yuri, por si te interesa, es mi nombre- fruncí el ceño, algo molesta, ¿ni siquiera se molestaron en averiguar mi nombre? Humanos o vampiros, todos son iguales...

-Sí, ya lo sabía, señorita Kwon- sonrió de una manera extraña, ¿acaso me había investigado? -Yo soy Minho, Choi Minho, mucho gusto- me tendió la mano de forma amistosa por lo que no dudé en ofrecerle la mía.

Mantuvimos una conversación bastante larga, fluida y mucho más agradable de lo que en un principio esperaba. Supongo que ya tengo un amigo más. Sonreí ante la idea.

Gracias a mi nueva amistad con aquel risueño y alegre chico, otros de mi raza se acercaron a hablarme, como si fuera otro más, sin tener en cuenta a quien debía proteger y de qué familia cerrada procedía.

En cuanto acudió el instructor, porque no se le podía llamar profesor en sí mismo, nos dividimos en varios grupos para practicar tanto patadas como puñetazos y muchos otros movimientos acompañados con el engaño necesario como para acertar prácticamente el cien por cien de las veces.

Padre era mucho más duro y exigente, esto no es nada...
En mi familia empezaron a prepararme desde que era muy pequeña y desde el primer día me pidieron lo máximo en mí y no me permitían cometer más de cierto número de errores.
Supongo que esta vez tengo ventaja frente a los demás.

-Eso ha sido todo por hoy- todos se echaron al suelo enseguida, sudando y medio muertos después del “duro” entrenamiento aunque a mí tan solo me pareció el calentamiento.

Con la intención de integrarme, me tiré en el césped junto a Minho, el cual parecía estar más exhausto de lo que pude imaginar al verle por primera vez, como ocurrió con el resto de mis compañeros.
¿Es que ellos no han tenido que entrenarse nunca antes? Me costaba creerlo, pero parecía tener toda la razón del mundo.

-Ojalá tuviese tu fuerza Kwon...Eres realmente impresionante- se incorporó para quedar más o menos a mi altura, hablando entre jadeos y con una voz ronca y quebrada.

-Con un poco más de práctica tú también lo serás- le sonreí y, tras varios segundos, ambos nos echamos a reír, eso había sonado muy extraño, hasta para mí que ya lo había escuchado antes.

Nos levantamos despacio, yo ayudándole para que no acabase comiéndose el suelo, y nos acercamos hasta los bancos donde dejamos nuestras bolsas, a coger un poco de agua antes de que cayese muerto por la sed, el sudor y el cansancio.

Contemplamos el cielo estrellado durante unos minutos, porque sí, habíamos estado entrenando desde las cuatro de la tarde aproximadamente hasta que el sol se puso.

-Ha sido duro...Pero me esforzaré más la próxima vez- mi compañero parecía bastante contento, incluso se distinguía su felicidad por encima del cansancio, y era bastante difícil.

-Eso está muy bien- le sonreí casi de inmediato, me gustaba que se lo tomase en serio, sería bueno tanto como para él, como para mí si me mantenía a su lado.

Continuamos hablando durante un rato, junto con otros Ahrif también medio muertos, y fue un momento realmente agradable, uno como los que nunca había vivido de niña o en cualquier otro punto de mi vida pre-adolescente.

-Todavía no has acabado, Kwon- una voz un tanto más grave que la del resto me sacó de mi estado de paz infinita, una voz que reconocía y odiaba realmente.

Me le quedé mirando, como el resto de mis compañeros, pero a diferencia de ellos y yo, decidí mirarle con algo de desprecio y ellos, con asombro e inferioridad ante él.

-Ya lo sabía, ¿por quién me tomas? Soy una Kwon- cogí mis cosas y caminé, pasando por su lado, sin dirigirle una mirada directa, lo que provocó risa en él. Odioso.

Aquel tipo al que tanto odiaba me siguió, no sin antes despedirse de aquellos que le miraban con adulación, aunque con tan solo un leve gesto casi imposible de captar.
Nos mantuvimos en silencio durante un rato hasta que me paré en seco, quedándome tras él, que se paró segundos después que yo.

-¿A donde iremos?- rió nuevamente, por suerte sin haber visto el leve sonrojo en mis mejillas debido a aquella actitud que había tenido sin ni siquiera conocer lo que había que hacer o a donde debía ir.

-Tenemos el gimnasio para nosotros solos, no te preocupes por la posible expectación que pueda haber porque está prohibido- lo agradecí, no quería ser observaba por más tiempo, al menos durante ese día.

Después de continuar caminando unos minutos más al fin llegamos al gimnasio, un lugar amplio y, al parecer, tranquilo.
Sin esperar a alguna indicación por parte de mi “maestro” particular, dejé la bolsa en la que llevaba los apuntes, los libros y aquel horrible uniforme a uno de los lados de la habitación, intentando que no molestase bajo ninguna circunstancia.

-¿Qué tienes pensado para hoy?- me giré y me quedé observándole, seria y en completo silencio, mientras que él se quitaba la chaqueta y la tiraba sobre un montón de colchonetas.

-Por el momento quiero ver de lo que es capaz la hija de la cabeza de la familia Kwon- se estiró un poco, tan solo tardó unos cortos instantes y simplemente se quedó ahí, como esperando a que me abalanzase sobre él. Ingenuo.

Sonreí interiormente y fui corriendo hasta él, haciendo gala de mi velocidad, de la que estaba realmente orgullosa. Él, sin embargo, no se movió ni un milímetro. ¿Qué está tramando?

Una vez me coloqué tras él dirigí una fuerte patada justo al centro de su espalda pero, para mi desgracia, con tan solo un movimiento consiguió detener mi ataque y dejarme en el suelo, prácticamente inmovilizada. Mierda.

-Tienes fuerza, dedicación y potencial, pero esa confianza que desbordas hace que subestimes a tu oponente, y eso podría ocasionar tu muerte en un momento innecesario- con aquellas palabras serias al fin fui capaz de darme cuenta, la ingenua estaba siendo yo misma.

Me ayudó a ponerme en pie, quedando bastante cerca el uno del otro, pero me negué a mirarle a la cara. Lo ha descubierto TODO sobre mí.

-Por hoy es suficiente- sin saber por qué me besó la frente, dejándome totalmente descolocada y con las mejilla sonrosadas.

-¿Mañana a la misma hora?- le miré de reojo, girando la cabeza tan solo lo necesario para ver como asentía, para después recoger su chaqueta y desaparecer entre la oscuridad del pasillo como si nada. Es mucho mejor de lo que pensaba.

-Tsk, tonta de mí…- me acerqué a recoger mis cosas, enfadada conmigo misma, aunque en cierto modo aquello me había servido de mucho, y a partir de ahora iba a esforzarme al máximo para derrotarle algún día y demostrar mi verdadera valía. Contágiame tu valor, Minho.

Según caminaba hacia mi cuarto, en mi mente iba rememorando todo lo acontecido aquel día, recordando sobretodo el extraño sueño que tuve junto con Taeyeon, el cual todavía me tenía algo descolocada.
Debo averiguar más cosas sobre eso.

Una vez estuve frente a la puerta de mi habitación solté un enorme suspiro de alivio, deseando tirarme en la cama y olvidarme de todo, aunque fuese tan solo durante una noche.

Algo me dice que mañana será un día duro.
Ojalá te tuviese aquí para afrontarlo, Yoona...

2 comentarios:

  1. Es excelente, casi nunca hay un Yultae eso lo hace unico, pero no es la unica ni mayor razon. En realidad tiene un no se que que ire averiguando. La verdad tiene pinta de novela más que fan fic, eso es muy bueno a mi parecer. Saludos

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  2. Es excelente, casi nunca hay un Yultae eso lo hace unico, pero no es la unica ni mayor razon. En realidad tiene un no se que que ire averiguando. La verdad tiene pinta de novela más que fan fic, eso es muy bueno a mi parecer. Saludos

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